
Los neumáticos son uno de los componentes más importantes del vehículo y, al mismo tiempo, uno de los más descuidados. Son el único punto de contacto entre el auto y el asfalto, por lo que su estado influye directamente en la seguridad, el confort y el comportamiento dinámico. Entre los problemas más habituales —y muchas veces subestimados— se encuentran las grietas en la goma, un síntoma claro de envejecimiento que no debería ignorarse.
Aunque a simple vista pueden parecer inofensivas, las grietas indican que el caucho está perdiendo elasticidad y resistencia. Con el paso del tiempo, esta degradación puede derivar en pérdida de adherencia, fallas estructurales o incluso un reventón inesperado. Por eso, entender por qué aparecen y cuándo actuar es clave para circular de forma segura.
¿Por qué se agrietan los neumáticos?
El agrietamiento no siempre está relacionado con el desgaste por uso. De hecho, muchos neumáticos con poco kilometraje presentan grietas debido al envejecimiento natural del caucho. La exposición prolongada al sol y a los rayos ultravioleta es uno de los principales factores, ya que reseca la goma y acelera la pérdida de sus compuestos protectores.
A esto se suman otros factores comunes, como circular con una presión incorrecta —especialmente baja—, dejar el vehículo detenido durante largos períodos o almacenar neumáticos en lugares con calor excesivo o cerca de equipos que generen ozono. Incluso sin uso, el caucho envejece, pierde aceites naturales y se vuelve más rígido, lo que facilita la aparición de fisuras tanto en los laterales como en la banda de rodadura.
Cómo detectar grietas a tiempo
Detectar grietas no requiere conocimientos técnicos ni herramientas especiales. Una simple inspección visual periódica puede marcar la diferencia. Los laterales del neumático suelen ser el primer lugar donde aparecen pequeñas fisuras, visibles como líneas finas que se expanden con el tiempo. Esta zona es especialmente sensible, ya que soporta la flexión constante del neumático al rodar.
También es importante observar la banda de rodadura. Las grietas que aparecen entre los surcos pueden indicar que el neumático está endurecido, aun cuando el dibujo tenga profundidad suficiente. Otro indicio habitual es el cambio de color: cuando la goma pierde su tono negro intenso y adquiere un aspecto grisáceo u opaco, suele ser señal de envejecimiento. Al tacto, un neumático agrietado suele sentirse duro y poco flexible.
¿Se pueden prevenir las grietas?
Si bien el paso del tiempo es inevitable, existen hábitos simples que ayudan a retrasar el deterioro. Mantener la presión de inflado correcta, revisar los neumáticos al menos una vez al mes y estacionar el vehículo en lugares protegidos del sol contribuyen a prolongar su vida útil. La limpieza también es importante: basta con agua y jabón neutro, evitando productos abrasivos o abrillantadores agresivos que pueden dañar el caucho.
En el caso de autos que se utilizan poco, moverlos periódicamente ayuda a evitar que la goma se reseque de manera uniforme. Estos cuidados no eliminan el envejecimiento, pero sí permiten que el neumático conserve mejores condiciones durante más tiempo.

Cuándo es momento de reemplazarlos
No todas las grietas implican un reemplazo inmediato, pero hay situaciones en las que no conviene postergar la decisión. Cuando las fisuras son profundas, extensas o se concentran en los laterales, el neumático ya no ofrece garantías de seguridad. Lo mismo ocurre si el neumático tiene más de cinco o seis años, incluso si el dibujo aún parece en buen estado.
Otros síntomas que refuerzan la necesidad de cambio son la pérdida frecuente de presión, vibraciones al circular o un comportamiento inestable del vehículo. En estos casos, seguir usando el neumático aumenta el riesgo de una falla repentina, especialmente a velocidades altas o con temperaturas elevadas.

Por qué no conviene ignorarlas
Circular con neumáticos agrietados no solo compromete la durabilidad del producto, sino también la seguridad. La pérdida de elasticidad reduce la capacidad de adherencia, alarga las distancias de frenado y aumenta la posibilidad de pinchaduras o reventones. En ruta, una falla de este tipo puede tener consecuencias graves.
Por eso, ante la duda, siempre es recomendable priorizar el recambio. Un neumático en buen estado es una inversión directa en seguridad y tranquilidad al volante.